martes, 29 de diciembre de 2009

Cafelito con un artista: Escacena (1).

Broche de oro para cerrar 2009 con la presencia de Pedro Escacena en este blog.

Puntual a la hora fijada (coincido con él en que este es el mejor comienzo de las cosas bien hechas), el gran pintor sevillano, siempre amable y cordial, comentó para Tercio de Pinceles impresiones, anécdotas, logros y sacrificios de toda una larga y exitosa carrera.


Pintura y toreo.


Pedro, ¿cuándo comenzó a pintar?
Desde pequeño, con 6 o 7 años. Recuerdo que empecé a dibujar y al principio lo que pintaba era lógicamente desproporcionado y en casa hacía mucha gracia: la figura humana, los primeros retratos…

Y entonces, a su juicio, ¿el pintor nace o se hace?
Bueno, indudablemente hay una técnica que se aprende y perfecciona con la práctica. Pero sin duda “hay que tener algo”, algo innato que te lleva, simplemente, a dibujar en todo momento.



Además, de alguna forma soñó con ser torero. Cuéntenos algo, ¿de dónde le vino esa afición a los toros?.
Pues mira, en mi familia hay un fuerte vínculo con el mundo del toro. Mi abuelo, José Escacena, fue matador de novillos. No llegó a torear en España, pero si lo hizo en La Habana (Cuba). ¡Hasta lo puedes encontrar en el Cossío!. Luego, también mi padre… y yo mismo, estudiando Bellas Artes, toreé en el campo con Mario Carrión, Rafaelito Chicuelo y Curro Romero, íntimo amigo mío. Fui novillero sin caballos en una época en la que pegaban fuerte Bienvenida, Ordóñez y Martín Vázquez.


¿Y qué pintores taurinos son los que han captado su atención?
Todos, pero en especial Roberto Domingo, Ruano Llopis y Juan Reus. A este último no le conocí personalmente, aunque si tuvimos amigos comunes como el doctor y escritor Fernando Claramunt. - (Continuará) -


* Arriba, el pintor en un pase de pecho.
* Centro, Rafael de Paula
o cuando la suerte adversa no es un juego, de Escacena.
* Abajo, inseparables desde sus comienzos taurinos,
el Faraón de Camas y Pedro Escacena.

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